Tierra de raros encantos
El lugar donde se reúnen toda clase de cultura dándole un toque mágico a un lugar que el hombre pone en riesgo.
Sin lugar a duda San Agustín es el Machu Pichu colombiano y no me refiero a la magnificación si no a la importancia histórica que allí encontramos, sin desprestigiar a las estatuarias que por más de cien años le han dado un valor significativo a San Agustín.Desde la llegada de los Alemanes a San Agustín, y la colonización de los españoles a tierra agustinense, se ha impuesto unos tipos de cultura para los nativos, es muy difícil diferenciar si pertenecen o no al pueblo o de culturas extrajeras. Pero hay que dar una mirada atrás de quienes fueron esos antepasados que hicieron posible la historia de San Agustín. El saqueo del oro y las legendarias estatuas que hoy en día son muy apetecidas para el tráfico ilegal.
Se presume de un lugar ancestral, de rituales indígenas, de piedras volcánicas y antepasados que hoy construyen la historia del sur colombiano. Descifrando la creación de estatuas y cementerios de la cultura arqueológica e histórica. Siendo compleja para un sin número de personas que conviven allí y desconocen la mitología de un misterio hecho en piedra. Aunque sea difícil de creer porque a unos pocos les interese la historia del lugar donde se han vivido anécdotas y los hechos que han sido de gran importancia para reconstruir una historia de más de cien años para los huilenses.
San Agustín a cinco horas de Neiva, nos da la bienvenida un pueblo de historia y turismo, casas antiguas, y de las pocas calles que aún se pueden recorrer en piedra, de una época donde los carruajes y personas transitaban. Ahora la modernización le han dado un toque distinto de calles en cemento.
La aventura apenas comienza
El clima es perfecto para olvidarse un poco de los casi cuarenta grados centígrados de la capital huilense.
Cada vez que llegó a un lugar al que poco conozco de sus platos, de la cultura gastronómica para poder disfrutar de un mangar delicioso, lastimosamente durante este viaje no vi nada curioso en gastronomía que llamara la atención.
El recorrido a la luz de la luna que se percibe una diferencia de San Agustín de día a una cara de noche. La mezcla de culturas, de diferencias que se socializan durante la caminata por el parque. Juventud entre nativos y turistas, compartir de un viernes con un poco de frío y ese calor humano.
El transitar de luces y sonidos, de guitarras y acordeones, un reggae ameniza el recorrido por las calles de un pueblo que a la luz del día hace la diferencia del encuentro de culturas.
Las emociones de encajar y hacer parte de una cultura agustiniana, disfrutar de la noche y el aroma de libertad de la juventud para crear costumbres. Una cultura en riesgo que el hombre contribuye. Por eso este lugar maravilloso donde se reúne toda clase de culturas por ser un epicentro de arte, historia y costumbres que caracterizan a San Agustín.
Los hallazgos entre la arqueología y la cultura, nos lleva a muchos años atrás. Entenderla como tal es mejor conocer de cerca todas las aventuras que esperan ser disfrutadas, un lugar diverso en cultura, enamorado de todas las maneras para volver y seguir disfrutando de las aventuras que tiene preparado el surcolombiano.